Reseña: La dama de las camelias (Alexandre Dumas)

Título: La dama de las camelias

Autor: Alexandre Dumas

Año de publicación original: 1848 (en esta edición, 2007)

Editorial: Mestas ediciones

Páginas: 335

Precio: 6,90 €

Sinopsis:

  La dama de las camelias es una novela inspirada en la figura de Marie Duplessis. Gran parte de los acontecimientos que urden la trama reflejan algunos de los hechos tal y como ocurrieron en la vida real. Marie Duplessis, al igual que la señorita Margarita Gauher, fue amante de los hombres más importantes y brillantes de su  época, mujer de extremada sensibilidad y bien formada, que disfrutaba tocando el piano y leyendo a Cervantes, Víctor Hugo o Moliere. La gran impresión que causó su temprana muerte, llevó al autor a escribir este drama romántico en su honor.

Opinión:

   Empecé esta novela con muchas ganas. Hacía unos dos años que tenía ganas de leerla, sobretodo por ser la historia que inspiró a la famosa Moulin Rouge, pero hasta hace poco no había podido hacerme con una ejemplar. Curiosamente me encontrado con algo distinto a los esperado.

  La novela comienza ya adelantando el final trágico de la historia: corre por París la noticia de que se están subastando los inmuebles y pertenencias de Marguerite Gautier, una de las cortesanas más famosas y hermosas de la ciudad que ha muerto recientemente. El narrador acude a visitar su piso por curiosidad y durante la puja siente la necesidad de tener algo de esa joven y acaba adquiriendo un antiguamente libro ella. Esa misma tarde recibe la visita de un amante de Marguerite, quien afirma ser quien le regaló el libro y le implora para recuperarlo. A partir de este incidente, Armand, el amante, terminará contándole a nuestro narrador toda su excepcional historia con la cortesana en sus últimos años de vida.

   Una de las cosas que más me llamó la atención al comenzar la novela es el ritmo tan ágil que tiene, a pesar de que no se desarrollan grandes acontecimientos, la trama avanza muy rápido y en seguida te introduce en la historia. Abundan los diálogos, apenas hay descripciones y cuando las hay no son sobre el entorno, sino acerca de los sentimientos de los protagonistas, en especial de Armand, pues no conocemos del todo los de Marguerite hasta el final. Lo cual hace que se entienda que esta novela también fue adaptada para el teatro de la mano del propio autor.

«Si me cuidara, moriría, esta vida febril que llevo es lo que me sostiene. Además, cuidarse está bien para las mujeres de la buena sociedad que tienen familia y amigos; pero a nosotras, cuando dejamos de servir a la vanidad o al placer de nuestros amantes, nos abandonan y a los largos días suceden las largas noches.»

  Como la historia nos llega de boca de Armand, terminamos conociendo a la perfección a este personaje, su amor por Marguerite, sus celos y sus dudas y tal vez esa sea la razón por la que a mí se me tropieza tanto, ya que otros personajes más secundarios, aunque tienen actitudes más reprochables que las que comente Armand, él llega a resultarme un tanto insoportable. Marguerite, en cambio, supone un cambio de visión progresivamente a medida que avanza la historia. Al principio, se muestra fría y superficial pero se va descubriendo como, en realidad es una mujer bastante más inteligente y con más sensibilidad de la que nadie creía que podía tener una mujer de su profesión. Este carácter tiene la consecuencia de hacerla terriblemente consciente de todo lo que le rodea, la dependencia que tiene respecto al dinero de sus amantes, respecto a su belleza; imprescindible y efímera, y respecto a su soledad pues ninguno de los que le rodean siente otra cosa que no sea interés. A esto hay que sumarle la enfermedad del pecho que padece y que la debilita cada vez más. Todo esto es con lo que carga Marguerite cuando decide darle una oportunidad a Armand, un hombre que le promete amor en vez de dinero por primera vez. 

   Lo mejor de esta novela, en mi opinión, es hasta que punto te permite conocer cómo era la vida de las cortesanas en el París del siglo XIX, con todos los prejuicios, el lujo, la decadencia y las falsas apariencias que rodeaban a ese mundo. Dumas elige convertir en heroína a una mujer que todos veían como un objeto y muestra que incluso cuando parece tener una oportunidad de tener algo de auténtica felicidad, todos los reproches caen sobre ella. Al final, todos continúan, con mayor o menor pesar excepto ella.

                               «(...)no exagere lo que valgo, porque no valgo mucho.»  

  Aunque tengo que confesar que me esperaba algo más de este libro y me he quedado con la sensación de que faltaba algo al terminarlo. Me hubiera gustado que hubiera tenido alguna trama más, a parte de la historia de amor entre Armand y Marguerite o que profundizara en el pasado o en el futuro de la historia, que se limita a relatar simplemente el periodo en que se desarrollan los hechos y da unas pinceladas a los momentos posteriores a la muerte de Marguerite.

   En definitiva, aunque se debe tener paciencia con el insípido y celoso Armand y no hay que esperar una historia demasiado elaborada, es una lectura que merece la pena por conocer ese lado oculto del refinado París de la época y por conocer a la compleja Marguerite.

3/5